Tras la lectura de Jose Luis Sampedro
afrontamos un clásico imprescindible: Viaje al fin de la noche, del
francés Louis Ferdinand Céline.
Para la mayoría de los críticos esta
novela, junto con Ulises de James Joyce, son el fundamento
novelístico del siglo XX. El tercer fundamental en esta disputa es
El proceso de Franz Kafka, del que dimos buena cuenta –destripándolo
hasta la carcajada– en fechas recientes.
La prosa de Céline sigue ardiendo, aún
más cuando el lenguaje utilitario se propone “políticamente
correcto”. Se hace difícil distinguir lo provocativo que tuvo en
la época su lenguaje.
Nadie duda hoy en día de que Jacques
Cousteau es uno de los mayores defensores de la vida en los océanos,
pero si ven su primer documental (El mundo del silencio,
ganador del Oscar en su modalidad en 1956) se pueden escandalizar al
ver que se usa la dinamita para hacer un censo de peces, o cuando la
tripulación remata a los tiburones sobre la cubierta, o cuando el
barco mata a un ballenato por acercarse demasiado a un banco de
ballenas en su afán de filmación.
Autores que reconocen esta novela: Vonnegut, Baricco, Bukowski, Houellebecq, Ellroy, Cortázar, Bryce Echenique.
El martes 8 de mayo le arreglaremos las cuentas a Céline y su famosa obra.